Desde hace algunos años, Tulum se consolidó como uno de los destinos inmobiliarios más dinámicos y atractivos del país, impulsado por el turismo internacional y la expectativa de altos rendimientos en propiedades destinadas a la renta vacacional; sin embargo, actualmente enfrenta una fase de ajuste, marcada por un inventario elevado y una lenta absorción.
De acuerdo con el informe Property Tracker de la firma The Red Search respecto a condominios en preconstrucción en Quintana Roo y Yucatán, Tulum concentra 303 desarrollos inmobiliarios activos y 11,295 unidades en inventario, es decir, el mayor de toda la región.
En este escenario, de enero a octubre de este año se registró la venta de 937 unidades, es decir, una absorción de 8.3%, que es una de las más bajas del corredor turístico, solo superior a Bacalar y la Costa Yucateca.
En contraste, otros mercados de la misma región reportan un mejor equilibrio entre oferta y demanda, como Playa del Carmen que registró una absorción de 12.6% en el mismo periodo, mientras que la ciudad de Yucatán y Cozumel superaron el 17 por ciento.
Estas cifras reflejan un desfase entre volumen y ritmo de colocación, debido a la sobreoferta de estudios y departamentos pequeños, especialmente diseñados para el inversionista de renta vacacional, que en la actualidad enfrenta una competencia agresiva y presiones a la baja en precios y rendimientos.
“Estamos viendo la maduración natural de un mercado que creció muy rápido. La oportunidad ahora está en corregir el rumbo, no en señalar culpables. Tulum sigue siendo un destino extraordinario, pero su siguiente capítulo requiere más inteligencia y menos especulación”, señaló Helena Verron, directora general de The Smart Flat.
Para Verron, el crecimiento del inventario sumado a un cambio en el perfil del turista ha derivado en una absorción más lenta y en una competencia basada en incentivos y promesas de rendimiento que no necesariamente se concretan. Según la especialista, los retornos prometidos oscilan entre 8% y 14% anual; sin embargo, no siempre se cumplen.
“El ecosistema enfrenta desafíos de confianza, con un número creciente de proyectos con entregas tardías e incluso obras detenidas. La falta de liquidez de algunos desarrolladores y una regulación municipal aún en desarrollo han dejado a algunos compradores en una situación de incertidumbre, erosionando la confianza en el mercado”, destacó Verron.
Para la especialista, los proyectos de infraestructura que se han desarrollado alrededor de la zona de Tulum han tenido un impacto más gradual de lo esperado en el sector inmobiliario de la región, especialmente en el mercado de rentas de corto plazo.
Según Verron, si bien su relevancia para el desarrollo de largo plazo del destino es innegable, sus efectos en la ocupación y en los rendimientos no han sido automáticos, por lo que ahora debe haber una mayor selectividad.
“Se trata de gestionar expectativas y promover un crecimiento de calidad. Tulum tiene el potencial para construir una nueva etapa más sólida, pero requiere coordinación, reglas claras y una visión de largo plazo”, apuntó.
Para Verron, la apuesta debe enfocarse en desarrolladores con trayectoria comprobada, zonas con usos de suelo bien definidos y proyectos que diversifiquen la oferta más allá del estudio estándar, con una oferta orientada al residente permanente o a experiencias de hospedaje de mayor valor.


