El Comité Olímpico Internacional dio el primer paso para romper el aislamiento deportivo de Rusia y Bielorrusia. En una señal que cambia el tono del escenario olímpico rumbo a Los Ángeles 2028, el organismo recomendó a las federaciones internacionales permitir que equipos juveniles y atletas de ambos países compitan con bandera, himno e identidad nacional completas.
El mensaje, emitido tras una Cumbre Olímpica encabezada por la presidenta del COI, Kirsty Coventry, plantea un giro discursivo claro: el organismo coloca el derecho de los atletas por encima del contexto geopolítico.
La recomendación no implica una readmisión total e inmediata, pero sí marca un punto de inflexión. Cada federación internacional deberá definir qué competencias entran en la categoría de eventos juveniles y cómo implementar la medida, un proceso que, reconoció el propio COI, tomará tiempo y no estará exento de tensiones internas.
El paso será recibido con lecturas encontradas. En Europa, varias federaciones nacionales han sido las más firmes en rechazar el regreso de Rusia bajo símbolos nacionales, por lo que es previsible que el consejo del COI genere resistencias. El organismo olímpico dejó claro que su postura no cambia en todos los frentes: Rusia sigue sin ser elegible para albergar eventos internacionales, una línea roja que permanece intacta.
El contexto tampoco es menor. El movimiento del COI llega a menos de 3 años de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, una cita que ya asoma como políticamente sensible dentro de Estados Unidos y que podría enfrentar presiones externas similares a las vividas en otros ciclos olímpicos. Además, el mensaje busca respaldo entre atletas de países que han denunciado restricciones recientes, como Rusia e Israel, reforzando la narrativa de neutralidad deportiva.
La nueva directriz podría aplicarse de manera directa en los Juegos Olímpicos de la Juventud Dakar 2026, programados del 31 de octubre al 13 de noviembre del próximo año. Sin embargo, existe un obstáculo formal: el Comité Olímpico Ruso continúa suspendido, lo que en este momento impide a sus atletas competir oficialmente bajo símbolos nacionales dentro del marco olímpico.
Aun así, la señal política es clara. El COI empieza a preparar el terreno para una reintegración gradual, consciente de que el mapa olímpico rumbo a 2028 no solo se juega en las pistas y las canchas, sino también en los equilibrios diplomáticos que rodean al deporte global.


