En una de las calles más emblemáticas del Centro Histórico, el Botanero del Bosque revive con autenticidad el espíritu de las cantinas clásicas mexicanas. El espacio habita un edificio virreinal del siglo XVII y conserva el encanto del México antiguo: muros cargados de memoria, objetos intervenidos por el tiempo y una estética que abraza la nostalgia. Todo esto crea el escenario ideal para una temporada decembrina donde las mesas se llenan de brindis, antojos y risas que se prolongan sin prisa.
Aquí se puede pedir a la carta, pero la verdadera experiencia está en botanear. La dinámica es irresistible: un trago, una botana; otro trago, otra botana. No hay mejor forma de celebrar diciembre que dejarse llevar por ese ritmo cantinero que invita a compartir. Para quienes quieren probarlo todo, el lugar ofrece botana ilimitada por 320 pesos, la opción perfecta para grupos grandes, equipos de trabajo, familias o amigos que buscan un punto de encuentro para sus posadas y preposadas.
La cocina del Botanero del Bosque es una declaración de tradición y antojo. Las quesadillas de papa del bosque llegan crujientes y cálidas, evocando la cocina casera más reconfortante. Los tacos de chamorro aparecen jugosos y generosos, perfectos para compartir al centro mientras la mesa discute quién se queda con el último. La milanesa manchega, dorada y cubierta con queso que se funde lentamente, rinde homenaje a las fondas clásicas con una contundencia deliciosa.
El Tribilín Mar y Tierra se convierte en una celebración por sí mismo: abundante, sabroso y capaz de reunir a todos alrededor del plato. El chicharrón en salsa verde, profundo en sabor y con carácter casero, recuerda por qué estos guisos siguen siendo estrellas cantineras. A ellos se suman otros platillos entrañables como los tacos de lengua, suaves y melosos; las puntas de filete al tequila, intensas y bien marcadas; la milanesa del Bosque, un éxito absoluto entre los comensales; o el chamorro al morita, perfecto para las noches frías de diciembre.
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Cazuelas Botanero del Bosque
La barra acompaña con la misma generosidad. La Cascada El Bosque abre el apetito con frescura, mientras el Marichuy suma notas modernas gracias a la mezcla de tequila, Aperol, St-Germain, sandía y hierbabuena. Los tequilas y mezcales de la casa pueden servirse incluso en cantaritos de hasta cuatro litros, ideales para quienes llegan en modo fiesta.
Aquí no solo se come: también se vive la tradición. En cada mesa puede aparecer un cubilete, un dominó o el icónico pajarito de la suerte, y en ciertos momentos los valientes pueden solicitar los clásicos “toques”. La música completa la atmósfera: trío por las tardes para acompañar la sobremesa y mariachi de jueves a sábado para encender la noche y darle ese tono festivo que diciembre exige.
Dirección: Isabel La Católica 30-Interior R2, Centro Histórico, CDMX.
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Botanero del Bosque
Si llegas antes de las tres de la tarde y tu mesa permanece después de las seis, puedes lanzar el dado de la casa. Si cae en la cara marcada, la cuenta puede salir gratis hasta para ocho personas. Es una promoción que rescata el lado lúdico de las cantinas y convierte cualquier tarde en una celebración inesperada.


